¡Soledad, soledad y siempre soledad! Palabras, sonidos, ecos, espíritus, congojas, nada, apenas un deseo de existir y de amar. Los días se deshacen como nubes ligeras, como todo, pasa, ¿Dónde está la verdad? Las ideas son destellos que descubren profundidades, y el placer más seguro, descansar, descansar.
El alma es como un pozo que contempla a una estrella, que la siente dentro, sin tenerla jamás… Las flores son tan bellas que duran un instante, y el amor cuando nace, se alza a volar. Y todo esto que digo, sólo son frases, humo, que el soplo de una noche de lluvia apagará…
-Hermano, estoy muy triste, ¿Me perdonas?, Muy triste-…
¡Soledad, soledad y siempre soledad¡ ¡Qué soledad, Dios mío!, ¿Qué soledad es ésta? He derrochado en vano mi bondad y cariño, como quien echa flores a un arroyo que pasa. He puesto el corazón ante todas mis cosas, como escudo, y lo han roto con violencia a golpes, he querido tener una casa en las nubes, donde abrir una puerta, para ver una estrella, y el viento se ha llevado las nubes y los astros…Y sin embargo tengo, como todos, un alma. ¡Qué soledad, Dios mío!, ¿Qué soledad es ésta?, No encuentro quien me quiera, ¿No es cierto que parece una frase tan sólo para la poesía? Y es la verdad, no encuentro…Yo he visto la mirada celeste del cariño, pero la he visto siempre como se ve una estrella caer sobre la tierra y que nunca desciende donde estoy yo… He observado caricias que extenuaban dos manos, y he oído palabras que eran besos con nombre, como luces sagaces que iban para otra floresta… Y sin embargo tengo, como todos, un alma. ¡Qué soledad, Dios mío!, ¿Qué soledad es ésta?...