
¡¡¡Señora!!!
¡Señora! Recibimos tan sólo lo que damos; y la naturaleza en nuestra vida sólo vive: ¡es nuestra su manto de boda y su mortaja! Si algo queremos ver de más alta valía, que lo que nuestro frió e inanimado mundo concede a la infeliz gente ansiosa y no amada…, ah, desde el alma misma habrá que hacer brotar una luz, una gloria, una nube brillante que envolviera la Tierra, y desde el alma misma debería surgir una voz fuerte y dulce, nacida de la profundidad de sus entrañas, ¡La vida, el elemento de todo dulce son! ¡Pura de corazón! Tú has de preguntarme… ¿Si puede ser la música fuerte que hay en el alma?, Qué es y de donde existe esta luz, esta gloria, esta hermosa neblina luminosa, este bello poder que da belleza, ¡Oh virtuosa señora, alegría! Alegría como sólo a los puros se dio en su hora más pura, la vida y el rebose de la vida, que es nube y es lluvia al mismo tiempo, ¡Alegría señora!, Es la fuerza, el espíritu que la naturaleza, haciendo matrimonios, nos da en dote; una nueva Tierra y un nuevo Cielo, que no pudo soñar el sensual ni el soberbio. Alegría es la dulce voz la nube fulgente. Hallamos alegría sólo en nosotros mismos, y de ahí mana cuanto encanta al oído o vista, todas las melodías son ecos de esa voz, todo color, reflejo de esa luz. Hubo un tiempo en que, aunque mi sendero era duro, esta alegría en mi charlaba con la pena, y todas las desdichas sólo eran la materia de la cual, la fantasía me hizo sueños felices, pues la esperanza en torno a mi crecía, como la viña que se enreda y las hojas y frutos me parecían míos, sin serlos. Pero ahora las aflicciones me hacen inclinarme a la tierra… ¡No me importa!, Que vengan a robarme mi júbilo, pero hay cada visita que el desastre suspende lo que Naturaleza me dio por nacimiento, el confortante espíritu de mi Imaginación. Pues no pensar en cuando por fuerza he de sentir, sino estar en silencio y en calma, cuando pueda, acaso con profunda búsqueda de mi propia entidad robar todo a la mujer natural, ése era mi recurso único, mi plan único, hasta que lo que va bien a una parte afecte al todo, y casi se ha hecho habito en mi alma. ¡Marchaos, pensamientos víboras enroscados en mi mente, sombrío sueño de realidad! De vosotros me vuelvo escuchando hacia el viento que con furia ha soplado mucho sin ser oídos. Es media noche, pero poco pienso en dormir, ojala que mi amiga/, no vele así a menudo. Ve a verla amable sueño, con alas saludables, y la fortuna quiera que esta tormenta sea un parto de montes, y las estrellas pendan claras sobre su casa, mudas como velando a la tierra dormida, con corazón ligero se levante, con fantasía alegre, con ojos animosos… ¡Que la alegría eleve su voz y su voz temple!, ¡Que viva para ella todo!, De polo a polo, rodeando en remolino el vivir de su alma. ¡Oh espíritu sencillo, guiado desde lo alto! Ra Señora amada amiga de que soy devota, así puedas tú siempre alegrarte, por siempre.