viernes, 6 de marzo de 2009

Desde un semáforo



Desde un semáforo

¿Nunca te has preguntado quien tiene derecho a hacer el bien y quién no?

Nunca te has parado a pensar que vivimos en un mundo tan perversamente limitado, que la burocracia llena hasta los pasillos de la buena voluntad; teniendo que hacer cola para los humanos sentimientos. Teniendo que solicitar turno para ver si nos permiten realizar una buena acción.

En nuestra lucha diaria por destacar entre los candidatos a una medalla, ¿cómo se decide quién puede ayudar, y quien tiene que quedarse de brazos, forzosamente, cruzados; por no cumplir los requisitos?

Cuando hablan de la labor, ahí todos quieren salir en la foto. Se te arriman hasta los gusanos de la manzana que comiste el día anterior. De repente todo el mundo te felicita, y te dan tu palmadita en la espalda, mientras ponen cara de complicidad. Como si hubieran tenido algo que ver. Tanto que al final te van empujando hasta que quedas detrás de todos y terminas fuera del cuadro.

Pero cuando se trata de consecuencias… de la responsabilidad, ahí estás solo.

En ese momento, de la foto, huye hasta el flash. Quienes sí se quedan a tu lado, son las críticas que antes no habías oído… claro; la hipocresía hacía tanto ruido que era imposible.

Bueno esta es otra historia.

Mi pueblo es un ser enérgico, que brota, progresa, se reproduce y a veces también muere. Que tiene sus defectos y virtudes, su personalidad, un aspecto físico y una vida interior. Yo intento llevarme bien con él, tengo una relación especial, y a veces hago planes con él. Hay días que salgo a la calle vacilante, sin un rumbo fijo, y entonces le pido ayuda. Hazme una señal, le digo. Y al pisarlo saliendo de mi portal cosa que hago con mucho cariño, sin superioridad ni vanidad, veo que hay sol, cielo azul, la calle está limpia, los peatones caminan contentos, y me cruzo al frutero y me saluda. Y comienzo a andar. Sin saber dónde ir. Y de pronto, mientras camino, veo que a mi lado un semáforo acaba de ponerse en verde. Y entiendo. Quieres que vaya por ahí, ¿no? ¿Dónde me llevas? Y me dejo hacer. Y cruzo. Y paso por una terraza frente a San Rafael, y una de las mesas, la más bonita, tiene una silla algo retirada, invitándome a sentarme. Y a mí hacer feos no me gusta. “¡Por favor, un café!”. Pero también mi pueblo es caprichoso. Que no siempre puedo hacer lo que él diga. Esta mañana me ha puesto charcos en el suelo, el semáforo en rojo, y las aceras a rebosar.

Escucha chata, no lo hagas más difícil, que te pongas como te pongas, tienes que ir a trabajar.

Tomé una de las avenidas principales y de pronto en un semáforo miro hacia el muñequito y veo una pareja besándose con tal ternura y cariño que me llamo la atención, lo particular era que ellos tenían entre 60 y 80 años, me quede por unos segundos paralizada y maravillada, no era morbo más bien eran interrogantes… que se vinieron a la mente, cuando de pronto me hicieron reaccionar las bocinas de los vehículos que estaban circulando porque se había puesto el semáforo en verde.

Sin lugar a dudas me pregunto si el amor trasciende las generaciones, no importa si tienes 15 u 80 años, lo que verdaderamente vale es como lograr mantener esa magia que nos permite cada mañana mirar a nuestro lado y sentir que quien está ahí es nuestra media naranja y que lo amamos cada vez más. Una de las cosas más maravillosas de la vida, para mí, no es sólo el hecho de que te amen, sino que tener la capacidad de amar con la intensidad suficiente para tener las fuerzas de comprender y aceptar que no siempre somos la felicidad de quien amamos.

1 comentario:

  1. Cielo ..ese es el misterio de lo mágico del ser humano.
    Amar.
    No esperar nada.
    Salirte del cuadro y transcender de la realidad es lo facil.
    Pero quedarte en esa realidad es de ser humano".
    Hermosa entrada.
    Nunca te arrepientas de haber amado.
    Nunca te preguntes porque de tu forma de salir en la foto.

    Hoy estás en la cumbre..
    Pero si caes y no tienes una mano que te sujete,
    la caída es desastrosa.
    Tiende tu siempre esa mano.

    Un beso grande

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